
Esta es una inusual variación hecha sobre un clásico. En esta mezcla la bergamota es protagonista, como debe ser en un Earl Grey. Sus notas son muy complejas y simultáneamente tienen características cítricas, florales y especiadas. Aunque el tradicional Earl Grey apareció en el siglo XIX como un té negro, en esta mezcla la bergamota juega sobre una base de té blanco, por lo que es mucho más ligera. Aquí, a bergamota y complementa la delicadeza del té blanco y realza unas interesantes notas amaderadas.